lunes, 30 de julio de 2012

Tres gustos



Todos los veranos ante la inquisitiva pregunta del heladero sobre cual debe ser el gusto que darle a la bola, siempre le contesto “De nata”. Que no es porque tenga algo contra el resto de sabores, simplemente es por evitar pensar. ¿Es que no se trata de eso? De descansar, digo. De no reflexionar salvo de uno mismo y de dónde venimos y adónde vamos…


Pero este verano me he hecho acompañar de tres maravillosos libros que me han hecho plantearme otras cosas.


El primero, “39 estaciones” de Alfredo Moreno. Un libro fundamental para todos los grandes aficionados del séptimo arte, capaz de generar unas tremendas ganas por volver a la sana costumbre de visionar cine. Buen cine me refiero. De ese que ya no se ve en la televisión, del que hay que escudriñar en los videoclubs o esperar que la mula los baje por tener pocas fuentes. Cada capítulo me ha hecho apuntar en la mente títulos olvidados, sensaciones enterradas y lo más importante, ha suscitado en mi la ilusión de subirme al carro de los clásicos. Murnau, Lang, Ford, Wilder, Lubistch… El tener niños es lo que tiene, te acostumbras a Toy Story, Monstruos S.A y Harry Potter, ya no recuerdas el placer que te daba una película de adultos. Alfredo ha desgranado de tal forma las escenas que quien sea capaz de leer uno solo de sus textos sin querer salir corriendo al DVD a revisionar alguno de los filmes que cita, puede seguir gozando con “Sálvame” por las noches estivales. Así que gracias a él vuelvo al gusto por el cine.


El segundo, “Los tres mosqueteros” de Dumas. Lo leí en la adolescencia y salvo el machaqueo triturador que de él han hecho las miles de versiones cinematográficas, es como si hubiese vivido un nuevo libro. Excelentemente escrito, hecho para disfrutar como lector, con un tempo magnífico y un gusto por las letras mas allá de la propia aventura que entra a dibujar unos personajes tan humanos que hacen mayor su épica. Así que me vuelvo al gusto por la lectura.


Por último, “Marrón” de Pilar Aguarón. Más allá de los buenos relatos está la autora, que por ser tan afortunado de conocerla yo en persona, me la imagino escribiéndolos, disfrutando al crearlos y matando las horas a golpe de tecla, para al final, conseguir reunir un puñado de textos de los que sentirse orgullosa. Así que me vuelvo al gusto por escribir.


Ante la inquisitiva pregunta, hoy le he dicho al heladero: “Quiero uno de tres gustos”

2 comentarios:

Elongando dijo...

No proporcionas la opción de pulsar un Me gusta, para indicar que me alegro de que recuperes esos gustos olvidados o refrenados, sobre todo el del tercer sabor, el de la escritura. Espero seguir leyéndote, por aquí o donde sea.

plcf dijo...

Cuenta la historia que donde veraneaba en Santoña le pedia al heladero un helado de nata de 1 pta. mas un helado de varilla de 1 pta. más un helado de chocolate de 1 pta. La suma de los tres helados era en grosor más grande que un helado de 3 ptas el heladero se lo comento a mi madre muerto de risa y decidio darme el doble de helado de tres sabores por las 3 ptas. por la gracia que le hacia la jugarreta que le hacia.