miércoles, 29 de diciembre de 2010

Los que no saben teclear

Se sintió muy afortunado por el trabajo, un sueldo fijo mensual, no lo irregular de las recuperaciones con las que malvivía. Por fin podría casarse y, quien sabe, comprarse el piso.

Hasta ahora se había arreglado con la quema de los aparatos electrónicos, vendiendo el plomo residual y algún componente que su primo lograba exprimir hasta sacarle oro. Vagaban por las calles y acudían a los lugares acostumbrados donde podían llenar la camioneta. Después conducían hasta su casa y subían todo a la terraza que había sobre la vivienda y allí, extendían los aparatos selectivamente, para desmontarlos con cuidado en unos casos o machacarlos en otros. Esta actividad hace que el suelo esté lleno de soldaduras de estaño, condensadores, hilos de cobre, diodos, chips y elementos que no llego ni a identificar, Pero cuando creían tener suficiente chapa, hierro, plomo, cobre o cualquier otro compuesto que comprasen en la Chatarrería del Norte, corrían a su cambio por unos billetes que siempre parecían pocos.

Con las lluvias, el agua tornaba gris pesada, discurriendo por entre los montones electrónicos hasta lanzarse a la calle por los desaguaderos, encharcando la calle e impidiendo jugar a los niños porque las manchas de esos días ya nunca consiguen sacarse de las ropas por mucho detergente que se emplee. Y cuando entendían haber exprimido hasta el último céntimo de zinc o mercurio de las tripas electrónicas, entonces apilaban todo en una esquina y lo quemaban, siempre y cuando fuese un día tranquilo en el que el viento no esparciese el humo, que de tan denso tintaba las paredes e incluso dejaba caer una leve ceniza al coger altura.

Pero todo eso era antes. Ahora tenía un trabajo en el que no tenía que preocuparse por todo eso. Un camión llegaba para descargar cientos de baterías que tenían que ser recicladas, y él junto con otros cinco operarios, las machacaban con los mazos hasta reventarlas y que sus líquidos saliesen. El plástico de la carcasa lo arrojaban sobre una cinta transportadora que lo triturará hasta convertirlo en polvo, y los vertidos caían por una rejilla hacia una balsa.

Quizás no sea tan ameno como estar con su primo y el soldador evaporando estaño en la terraza, pero en la monotonía de los golpes encontraba también el descanso del tiempo para poder pensar sin la urgencia del dinero. Hoy pensaba en que mañana tiene el día libre y pasará a buscar a su novia para ir a bañarse al lago, justo por donde la tubería de la fundición pierde agua caliente a borbotones y hace que la zona sea termal. Allí le dirá que ha visto que en el antiguo solar de la desulfuradora van a levantar un bloque de pisos y que podrían comprar el bajo, para que cuando viniesen los niños pudiesen jugar en el jardín.

Se ha sentido muy afortunado imaginando su sonrisa al decirle que quiere casarse con ella y esperanzado que con el nuevo trabajo desaparezcan de una vez las pústulas de los brazos y le sangre menos la nariz.

sábado, 25 de diciembre de 2010

martes, 14 de diciembre de 2010

Berbegal sobre las nubes

Mi amigo Carlos Calvo me manda esta fabulosa foto hecha desde Lagunarrota, el pueblo de la señal de la cruz. En ella parece verse un pueblo sobre las nubes... Berbegal.... y al fondo el Pirineo. Una maravilla de cuadro.

jueves, 9 de diciembre de 2010

La París sigue vendiendo Tellerda


La Librería París ha vendido 30 copias de "Historias de Tellerda" durante el mes de noviembre. Grandes. La pena es que ellos venden más que entre todo el resto de mis puntos de venta juntos.
¿Qué cómo lo hacen? Confiando en el libro y recomendándolo. Ojalá más libreros lo hiciesen.
Desde aquí mi modesto agradecimiento a su apoyo. Sin ellos Tellerda no lo sería tanto.

miércoles, 1 de diciembre de 2010

Luis Borrás se presenta en Huesca


Este viernes en la Librería Anónima de Huesca se presenta el libro de Luis Borrás. Es un buen momento y lugar para juntarnos apoyando a este gran escritor... y mejor persona. ¿Qué aún no lo tienes? Pues ya está en las mejores librerías.

Yo ya lo he leído y te lo estoy recomendando. Si no me crees, acude a la presentación y te lo repetirán gentes con criterio.