Para Lozano y Borrás que me descubrieron un mundo
Galdós, Cervantes, Delibes, Pérez-Reverte ... tipos como éstos eran los escritores que yo conocía. A los que había que comprarles un libro. Los que debía leer sin dudar. El mundo literario estaba claro: están los consagrados y los desconocidos, que son los que nunca has oído, los que no salen en los medios, los que apenas venden ejemplares, los raros. Aragón se limitaba a Ramón J.Sender y José Luis Corral, al Heraldo y la Librería General.
Cierto es que yo siempre fui del gusto de la literatura. Leí cuanto pude en mi juventud, sin criterio la mayor parte de las veces, y tanto en colecciones Salvat como en Grandes Relatos. Posiblemente mi formación fuese mas científica que humanista, y los libros de Asimov, Heinlein y Clark, llenasen más horas que las que deberían haber cubierto los García Márquez o Valle Inclán. También reconozco que desde jovencito comencé a escribir relatos e historietas, casi siempre a escondidas, en papeles doblados o en alguna libreta que terminó perdiéndose. Mis profesores poco consiguieron, por su demérito o por mi falta de actitud, encaminarme a un interés intelectual, que tampoco se vio arropado por un ambiente cultural que me rodease, pues como todos podréis suponer, en Tellerda se vivía más en la calle que entre libros.
Y cuando la vida parecía monotonizarse entre trabajo, hijos, internet y baloncesto, aparece José Antonio Lozano, que me explica que Sergio Algora es aragonés, y que Miguel Ángel Ordovás hace los versos perfectos. Que si se agrupan relatos se puede publicar un libro, y que la capacidad de escribir tan solo es una herramienta en la que te vuelves diestro con su uso, como si un atornillador fuese. Con todo esto, yo me sumerjo en un mundo de letras, de creación, y genero ideas que plasmo en la pantalla TFT de mi portátil robándole horas al sueño, hasta llegar a amasar mas de cincuenta relatos, no todos buenos ciertamente, pero que poseen una calidad media aceptable y, ya puestos, selecciono unos cuantos para buscar editor: Planeta, Alfaguara, Seix-Barral ... el peregrinar se hace cansino, y la mayoría ni tan siquiera quiere leer el manuscrito, porque yo no me llamo Zafón.
Baldeo hacia el otro lado, dejo de escribir con ánimo de publicar, no tiene objeto. Si acaso, en privado. Poco y menor.
Es entonces, cuando no se de que forma, contacto con Luis Borrás, un lujazo de persona, que termina de abrirme a la realidad, a enseñarme autores minoritarios pero que tienen mucho que contar. Aparecen los Sipán, Lorenzo Mediano, Mario de los Santos, Angélica Morales, Aloma Simpé ... un nuevo mundo, y me doy cuenta que vender no es lo mismo que calidad o saber contar las cosas. Posiblemente es ahí donde me crezco, donde valoro, mas bien donde Luis me hace valorar, que lo realmente importante es crecer con tu obra sin que te afecte el que te publiquen o no. Lo vitalmente necesario es escribir, la catarsis para expulsar los demonios o vivir el amor, sentir el duelo o evitar el dolor, expresar emociones y querer compartir un sueño.
Por eso voy a seguir escribiendo, porque me gusta, porque no soy huérfano, porque lo necesito y porque alguien me leerá tarde o temprano, y espero que ese lector sienta lo que quise expresar, un esbozo de sonrisa, una leve lágrima o se le encoja el corazón porque también amó. Y que si alguien, además, me publica... ¡jo-do!
Cierto es que yo siempre fui del gusto de la literatura. Leí cuanto pude en mi juventud, sin criterio la mayor parte de las veces, y tanto en colecciones Salvat como en Grandes Relatos. Posiblemente mi formación fuese mas científica que humanista, y los libros de Asimov, Heinlein y Clark, llenasen más horas que las que deberían haber cubierto los García Márquez o Valle Inclán. También reconozco que desde jovencito comencé a escribir relatos e historietas, casi siempre a escondidas, en papeles doblados o en alguna libreta que terminó perdiéndose. Mis profesores poco consiguieron, por su demérito o por mi falta de actitud, encaminarme a un interés intelectual, que tampoco se vio arropado por un ambiente cultural que me rodease, pues como todos podréis suponer, en Tellerda se vivía más en la calle que entre libros.
Y cuando la vida parecía monotonizarse entre trabajo, hijos, internet y baloncesto, aparece José Antonio Lozano, que me explica que Sergio Algora es aragonés, y que Miguel Ángel Ordovás hace los versos perfectos. Que si se agrupan relatos se puede publicar un libro, y que la capacidad de escribir tan solo es una herramienta en la que te vuelves diestro con su uso, como si un atornillador fuese. Con todo esto, yo me sumerjo en un mundo de letras, de creación, y genero ideas que plasmo en la pantalla TFT de mi portátil robándole horas al sueño, hasta llegar a amasar mas de cincuenta relatos, no todos buenos ciertamente, pero que poseen una calidad media aceptable y, ya puestos, selecciono unos cuantos para buscar editor: Planeta, Alfaguara, Seix-Barral ... el peregrinar se hace cansino, y la mayoría ni tan siquiera quiere leer el manuscrito, porque yo no me llamo Zafón.
Baldeo hacia el otro lado, dejo de escribir con ánimo de publicar, no tiene objeto. Si acaso, en privado. Poco y menor.
Es entonces, cuando no se de que forma, contacto con Luis Borrás, un lujazo de persona, que termina de abrirme a la realidad, a enseñarme autores minoritarios pero que tienen mucho que contar. Aparecen los Sipán, Lorenzo Mediano, Mario de los Santos, Angélica Morales, Aloma Simpé ... un nuevo mundo, y me doy cuenta que vender no es lo mismo que calidad o saber contar las cosas. Posiblemente es ahí donde me crezco, donde valoro, mas bien donde Luis me hace valorar, que lo realmente importante es crecer con tu obra sin que te afecte el que te publiquen o no. Lo vitalmente necesario es escribir, la catarsis para expulsar los demonios o vivir el amor, sentir el duelo o evitar el dolor, expresar emociones y querer compartir un sueño.
Por eso voy a seguir escribiendo, porque me gusta, porque no soy huérfano, porque lo necesito y porque alguien me leerá tarde o temprano, y espero que ese lector sienta lo que quise expresar, un esbozo de sonrisa, una leve lágrima o se le encoja el corazón porque también amó. Y que si alguien, además, me publica... ¡jo-do!
6 comentarios:
Qué sentimental es usted, señor Morales, pero tiene más razón que un santo.
Yo le animo a que siga manchándose las manos con tinta china. Escribir además de una necesidad para algunos se ha convertido en un vicio.
Y sí, no es lo mismo escribir que publicar. Lo más importante es tener algo que contar, lo demás viene solo.
Brindo por sus descubrimientos (públicos y personales)
Saludos de burbuja huérfana
Podría hacer mías muchas de tus palabras.Está bien sentarse en el bordillo de la acera, lo siento, no sé cómo se llama donde uno se sienta en el campo, y echar la vista atrás.
Llevas mucho camino recorrido, muy bien por cierto, aunque tú no lo creas, y lo que es mejor, te queda, si quien sea te da salud, todavía más por recorrer y con seguridad, mejor aún.
Hay personas que te cambian la vida, que le dan sentido, que la iluminan de un modo especial. Lástima que no todo el mundo tenga la suerte de encontrarlas.
Yo sí la he tenido.
Un abrazo.
Cuando un día me lo preguntaste te dije que la respuesta la habías escrito tú mismo en el encabezamiento de tu blog. Entiendo también que no todo los días luce un sol espléndido y que hay días nublados y fríos. Por lo tanto ahora lo único que tienes que hacer es continuar, darte un paseo con la libreta metida siempre en el bolsillo.
Me alegro de tus reflexiones y de todos esos autores que has descubierto. Pero de lo que más me alegro es de tu decisión.
Mi casa siempre estará abierta para ti, pásate cuando quieras, tanto si hace sol como si el día está nublado.
Un abrazo
Animo, se publica mucho que no se lee y por supuesto se lee mucho de lo que no se publica ¿que es lo más importante? Tu mismo.
Anonimap
Quizás... quizás... quizás...
(haciendo honor a su comentario)
Siga escribiendo, creando. Todo acto creativo significa que, al menos, estamos vivos. El lema de su blog lo dice todo. ¡Buena elección! (yo también soy un asiduo de las casas de citas... literarias)
Uno, respecto a las Cazadoras de Hombres puedes escoger a la carta.
Dos, he repasado tu Blog, los relatos, las reflexiones, etc.
Un proyecto personal con mucho talento invertido. El destino nos maneja a su antojo. Digo esto porque deberías estar en imprenta, como opinan tus propios compañeros.
Hace poco que conozco a Angélica y demás pirenaicos literatos de vanguardia, desde entonces me siento muy, pero que muy pequeñito.
Felicidades por el Blog
Un abrazo, Edu
Publicar un comentario